nació en Sicilia, Floridia, el 5 de septiembre de 1963. Cuentan, su padre Carmelo y su madre Giovanna, que desde pequeño mostró una actitud particular hacia los demás. Su vida cambia por primera vez en 1976, cuando contaba con tan solo 13 años y encuentra a Eugenio Siragusa, el notable contactado cataniense que se vuelve su padre espiritual. Giorgio mantiene a su joven familia, gracias a su pequeña actividad empresarial en la que produce accesorios para calzados.
El 2 de septiembre de 1989, Giorgio, acompañado de dos amigos españoles, está de rodillas bajo la gran encina que domina la plaza del santuario de Fàtima. Ha llevado de regalo rosas rojas, y aguarda recogido en oración. Como se lo había prometido, la Madre Celeste lo llama, y Giorgio cae en éxtasis.
Ve de nuevo al sublime ser, que le pregunta si está dispuesto a portar parte del sufrimiento de su Hijo. . Giorgio acepta el ofrecimiento de la Virgen, y ve salir de su pecho adornado con una rosa blanca, dos rayos de luz que lo golpean en las palmas de sus manos. Giorgio cae hacia atrás. Los amigos van en su ayuda y ven formarse sobre el dorso de sus manos una especie de hinchazón que poco a poco se va lacerando, como si un clavo empujase de abajo hacia arriba para abrirse en una profunda herida que traspasa completamente sus palmas. Los dolores son lacerantes y el trauma espiritual es profundo. Giorgio vuelve a su casa donde lo esperaban Lorella y Giovanni, su hijo, dispuestos a compartir su sufrimiento y la bendición que el milagro de los estigmas encierra en su misterio. Su vida cambió para siempre.
Fuente: “EL RETORNO DEL HIJO DEL HOMBRE” DE GIORGIO BONGIOVANNI
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1 comentarios:
por los frutos los reconocereis
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