Mi pueblo no ve, no escucha, no dice nada. Nuevos y más letales espejos de colores fueron adquiridos por el imaginario colectivo desde la década del setenta, espejos que se comen y cuyas aristas cortantes e implacables destruyen desde dentro la esencia vital de nuestra existencia.
Pueblo olvidado, pueblo sacrificable, miran a la cara a su amo y le besan la mano, la misma mano que pone el pan en su mesa, es la mano que los enferma, que los mata, que los condena.
Mi pueblo no habla, no participa, no cuestiona nada. Vive una vida de mentira, enmascarada en un falso progreso, adoctrinados en el silencio y en la complicidad.
Pero mi pueblo todavía no sabe que es cómplice, o partícipe necesario de este bucle infinito de la muerte. Mi pueblo no sabe que ha sido arbitrariamente condenado a ser un basurero nuclear por el resto de su existencia. Mi pueblo todavía no sabe que sus hijos y toda su descendencia cargarán sobre sus espaldas una cruz imposible de llevar.
A nadie le explicaron que la radioactividad es acumulativa y se transmite de generación a generación, tampoco le explicaron que los residuos de sus queridas plantas nucleares son la materia prima de las bombas atómicas, ni que no existe país en el mundo que sepa qué hacer, dónde poner, dónde esconder el desperdicio mortal.
¿Alguien les explicó que ante un posible incidente nuclear no hay ningún plan de contingencia en la zona, ni en el país, y que es una sentencia segura para una población de 22 millones de habitantes, más de la mitad del país?
Pan para hoy, muerte para mañana.
Energía obtenida a través de la fisión nuclear, reprobable y aborrecible desde todas las visiones del campo del saber humano, inclusive desde la cristiana, “pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”
¿Energía nuclear para qué?
¿Qué hemos hecho como hombres para permitir esto?, ¿Qué no hemos hecho como hermanos para desterrar esta abominación? ¿Qué estamos haciendo hoy para luchar en contra de esto? Porque somos nosotros los habitantes más próximos a las centrales de la muerte los que tenemos que ir a la vanguardia de esta batalla, somos nosotros los responsables por no combatir, por no acompañar aunque sea al que sí lo hace.
¿Quién se anima a salir de la multitudinaria masa humana, manejable, gris, complaciente, uniforme, en que nos hemos transformado?
Animémonos a levantar la mano y frenar esta afrenta irremediable contra nuestro hábitat, contra nosotros mismos y sí o sí contra todas las generaciones futuras.
El pasado 10 de agosto el Movimiento Antinuclear Zárate- Campana organizó una charla debate sobre la energía nuclear en la ciudad de Zárate, a poquísimos km de las centrales atómicas Atucha I y II. Una actividad más, podrán decir muchos, pero para los que hemos nacido plagados y cuidados por la “bondad atómica”, la idea de realizar este encuentro se podría llamar de varias maneras, antipopular, traidora, hereje, y muy, muy peligrosa.
A pesar de estas “amenazas”, se trabajó arduamente durante más de un mes con intensos preparativos y mucha difusión, los cuales sacudieron la monotonía nauseabunda de una ciudad en simbiosis con la aberración nuclear.
Con esfuerzo, se logró contar con exponentes de primer nivel, principales actores de la lucha antinuclear en Argentina, el prestigioso investigador y periodista Javier Rodríguez Pardo, el Diputado de la ciudad de Bs As Pablo Bergel, el renombrado Diputado Nacional Pino Solanas, el responsable de la campaña clima y energía de Greenpeace Mauro Fernández, el presidente de ACCAEE Claudio Caruso, y como moderador el DR. Juan Alberto Rambaldo. También se habían invitado a los organismos nucleares del país para que participen de este debate, pero como desafortunadamente suelen hacer, ninguno se presentó.
El teatro contó con la presencia de más de 150 personas, muchos docentes y jóvenes, dos canales de televisión, diversas radios, el principal diario de la ciudad, y portales de noticias de internet. A cada docente se le proveyó de un rico y extenso material audiovisual sobre la verdadera cara de la energía nuclear para que lo puedan difundir en sus clases.
Con una breve introducción de mi parte, presento el accionar del Movimiento Antinuclear al público y cedo la palabra al Dr. Rambaldo para dar comienzo al evento. Cada uno de los oradores expuso de manera magistral, ¡qué oportunidad maravillosa han tenido las almas presentes de conocer de la boca de los protagonistas, caciques avezados en la materia, una cara jamás mostrada de una realidad tan monstruosa, tan delirante que roza lo surreal!
Durante las ponencias, miraba a la gente que acudió a la charla, y sus rostros lo expresaban todo, sorpresa, rabia, impotencia, profunda tristeza, pero una gran necesidad de cambio, de justicia. Fue esa sed que los hizo ir hasta allí, cada uno habrá sorteado diversos obstáculos para acudir al llamado, habituales cuando se presenta la hora de enfrentar la verdad.
¿Serán capaces, estas almas llamadas, de cortar uno de los tantos hilos del milenario y oscuro titiritero? ¿Seremos capaces de ayudar a alimentar ese fuego interior y que se solidifique en acción? ¿Seremos capaces de emprender una certera imitación de Cristo, aunque sea desde nuestra pequeña humanidad, pero con la convicción de no querer caer en la hipocresía del “obrar” desde la comodidad sino desde el sacrificio?
Cito este hermoso párrafo de una hermosa chacarera argentina “Soy el olvidao, el mismo que un día, se puso de pie tragando tierra y saliva, caminó hacia el sol para curar las heridas”.
Paola Becco
Mov. Antinuclear Zárate-Campana
23 de agosto de 2012
Fuente:http://www.movimientoantinuclear.com/
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